Un sueño

La historia de PINEA es en realidad una historia de amor. Al vino y al norte de la Ribera del Duero, donde el carácter de la uva Tempranillo emana como en ninguna otra parte del mundo.

Un Propósito

Vicente Pliego y Hugo Del Pozzo, dos amigos de la infancia, convirtieron su pasión por la cultura vinícola en su proyecto de vida, con el firme propósito de elaborar un vino definitivo. Un vino llamado a estar a la altura de los más grandes del mundo y capaz de expresar los magníficos atributos de esta tierra con la que se atrevieron a soñar a miles de kilómetros de distancia.

Porque la historia de PINEA es también una epopeya.

«Me han preguntado muchas veces: ¿cómo empieza un loco a vivir un sueño? Y yo creo que un loco no puede vivir un sueño si no tiene otro loco que le acompañe»

Vicente, fundador de Pinea

«Tiene que haber un gran corazón haciendo vino y ha de haber una gran determinación para lograr uno de los mejores vinos del mundo»

Hugo Del Pozzo, co-fundador de Pinea

Entender lo divino tras la creación de un vino nos da la humildad necesaria para crear algo inolvidable.

Un vino hecho con el corazón, irresistible al alma y a los sentidos.

la pasión como motor

El respeto al origen y la reinterpretación de las tradiciones como hoja de ruta

  • Las raíces de PINEA anidan en la pasión, el conocimiento y el arte. Hacemos realidad vinos de autor, que elaboramos con alma, visión y profundo respeto a su origen. Para ello, escuchamos cada pedazo de nuestro suelo intentando no eclipsar con sobremaduraciones o excesivos aportes de madera y crianza lo que la naturaleza nos brinda.
  • El proyecto representa una simbiosis entre el origen y el cambio. Entre el profundo respeto por los atributos tan nobles de esta tierra y sus tradiciones centenarias, y la exploración constante de nuevos caminos sobre los que forjar un legado propio.

El valor del Terroir

Un vino tan especial sólo puede producirse en un lugar privilegiado. Los viñedos de PINEA crecen en la zona norte de la Ribera del Duero. Situados a una altitud media de 900 metros sobre el nivel del mar, nuestras vides representan la confluencia perfecta de elementos: suelo único, entorno exigente y clima adverso.

Una búsqueda constante en armonía con la sabiduría de la vid.

Desde el respeto y amor por la tierra a la comprensión pausada de su armonía y biorritmo, nuestro trabajo en el campo representa una alianza con la biodiversidad, las tradiciones centenarias y la incorporación de las prácticas más asentadas de la biodinámica.

La vendimia manual y un modelo de viticultura sostenible son la clave para que nuestras elaboraciones sean un verdadero reflejo del terroir del que proceden y la uva mantenga su protagonismo. Seleccionamos únicamente los mejores racimos del Dominio de Pinea.

Respetamos la sabiduría de la vid, acompañándola pero dejándola ser, dentro de un proceso controlado en el que nada se somete al azar.

Un gran vino no es fortuito, sino el resultado de una gran elección. Es el reflejo de un lugar, de una historia, de verdades sencillas y minuciosos detalles que cristalizan en algo que realmente llega a emocionar.
Esa fusión nos permite convertir lo especial en extraordinario.

Nuestros trabajos de viticultura y vinificación están logrando una línea ascendente de elegancia y perfección que da como resultado vinos con personalidad profunda, complejos, expresivos, redondos, producto de la mejor uva, del trabajo artesanal y de los años de envejecimiento en roble francés.

Vinos sublimes para degustar con calma.

Artesanos del terroir

Nuestros enólogos, David Ayala -director técnico- y Andrés Vignoni -enólogo asesor-, son dos auténticos artesanos del terroir. A ellos se suma un gran equipo humano que aplica pasión a la viticultura y a cada uno de los procesos que se relacionan con la bodega.

Crear uno de los mejores vinos del mundo implica valor pero, sobre todo, sensibilidad, determinación, conocimiento y honestidad.

«Respetar y no maquillar el origen en nuestras elaboraciones, cuidando al detalle cada paso para crear grandes vinos que perduren en el tiempo»

David Ayala, Director Técnico

«PINEA combina una suerte de lugar tradicional con un input modernista. Esto nos permite reinterpretar una zona que lleva años de trayectoria y una historia exitosa y marcada, desde un lugar de innovación»

Andres Vignoni, Enólogo Asesor

Nuestra bodega

De un cuartito y unas cuantas barricas a un lugar único y escondido, que celebra la elegancia de lo simple.

Ubicada en Quintanamanvirgo, Burgos, al norte de la Ribera del Duero, el edificio es una metáfora del espíritu de PINEA. Un proyecto muy íntimo, sustentado en la calidad y en la creación de grandes vinos que trascienden al tiempo.

Redefinimos los espacios, dotando de monumentalidad y protección ante el clima a lo que más queremos, aprovechando la gravedad para aportar a la uva todo el respeto que merece.

El diseño de nuestra sala de barricas está pensado para utilizar estratégicamente los desmontes y para que la construcción tenga un aprovechamiento térmico sin tener que reforzarlo con temperatura artificial. Hemos logrado el lugar perfecto para nuestras elaboraciones.

Premiados por nuestra determinación.

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